viernes, 29 de octubre de 2010

33

Hace unos días fueron rescatados 33 mineros en Chile. Las noticias dijeron que uno de cada siete en el mundo vieron el rescate. Según dijeron, mas personas lo vieron que el mundial pasado. Si eres una de las que lo vio, quizás te paso como a mi: viendo las escenas no pude evitar derramar algunas lagrimas. Se que no fui el único.


Me pregunto ¿Por qué la atención del mundo sobre el rescate? ¿Por qué nos hizo derramar lagrimas? Creo que la razón es porque si hubiéramos estado nosotros atrapados, hubiéramos querido que alguien hiciera lo imposible por rescatarnos, sin importar los medios ni el costo.

Es muy parecido a estos cuatro amigos que querían ayudar a su amigo paralítico. Se dieron cuenta que Jesús estaba en Capernaum y lo llevaron. Aquel pobre, inmovilizado en una camilla, estaba totalmente dependiente de aquellos. No pudieron entrar debido a la multitud y buscaron una manera de acércalo a Jesús. Hicieron el esfuerzo de subirlo al techo, hacer un agujero y bajarlo en el preciso lugar donde estaba el maestro hablando. ¿Como lo subieron al techo?, ¿Cual fue la reacción del dueño de la casa? ¿De donde sacaron la cuerdas para bajarlo? Ninguno de estos detalles se registran en la historia. Pero lo que si es seguro es que estos cuatro hicieron el esfuerzo y se arriesgaron por aquel amigo en necesidad.

En cierta manera, todos nos podemos identificar con este paralítico o con los mineros de Chile. Todos estamos en la misma condición espiritual delante de Dios: con una necesidad de ser rescatados.

Por otro lado, todos tenemos amigos que necesitan ser “rescatados”, por así decirlo. Necesitan que hagamos un esfuerzo, que arriesguemos nuestra reputación, que paguemos el precio. Todo esto para llevarlos a Jesús.

¿Hasta donde estas dispuesto por ellos?

Un abrazo.
Edgar Lira

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